Cuba única: ¡a tu salud!

Sonriente, hospitalaria y con un desparpajo fuera de lo común. Cuba es alegría, ritmo latino, fiesta y color. Aroma a café recién molido, manos entrenadas en el cultivo del tabaco, sabor a ron auténtico, carnavales y parrandas avivando las calles. Espectaculares playas de aguas turquesas, palmeras reales apuntando al cielo y cautivadores atardeceres, solo interrumpidos por animadas conversaciones, bailes y el son cubano. Cuba es sol, buen tiempo, pero también historia, cultura y patrimonio. Un lugar mágico que vive ajeno a las agujas del reloj e inmerso en un bullicio que –paradójicamente– nunca estresa. Un destino de mestizaje abierto al mundo, especial por su gente. Cuba es única. Rebosante de vida, a cualquier hora y en cualquier rincón.

La Habana más ecléctica: los imprescindibles

Cualquier viaje a Cuba merece una parada en La Habana, la capital del país caribeño. Sus cerca de dos millones y medio de habitantes –se trata de la ciudad más poblada– conviven a la perfección con los visitantes que año tras año se sienten atraídos por sus encantos. Así, mientras vagas por sus coloridas calles y tropiezas con joyas arquitectónicas de inestimable valor, podrás advertir cómo los habaneros se desplazan en coches clásicos que ya forman parte de la iconografía de Cuba o cruzarte con avezados vendedores ambulantes.

Una convivencia que notarás que solo es posible por la idiosincrasia del carácter único de su gente: de amabilidad incomparable y simpatía y sonrisa perpetuas, inteligentes, sagaces, siempre dispuestos a tender una mano con inmensa generosidad y dejando una marca indeleble a través de sus historias de vida en quienes tienen el privilegio de conocerlos. Ofrecer ayuda a un desconocido, dar indicaciones con entusiasmo o compartir sus pertenencias con inusitada generosidad te harán sentir desde el primer momento de tu estancia en una Cuba que es tu casa y conquistarán tu corazón como llevan haciéndolo tradicionalmente con los millones de visitantes venidos de todas partes del mundo.

Una vez te encuentres en el centro histórico de la Habana, también conocido como La Habana Vieja, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982, conocerás el retrato fiel del paso del tiempo en la capital. Aquí las construcciones de estilo colonial se entremezclan con edificios neoclásicos y numerosas tiendas de ropa, artesanía, libros o galerías de arte.

La Plaza de San Francisco de Asís, con coquetas cafeterías a pocos metros del puerto; la Plaza de Armas, que alberga importantes edificaciones, como el Castillo de la Real Fuerza; la Plaza de la Catedral, con el templo de San Cristóbal de La Habana como gran exponente del barroco cubano, y la Plaza Vieja, antiguo núcleo comercial, son algunos de los espacios comunitarios donde ‘se cuece’ la vida en la urbe. Un poco más lejos, en la Plaza de la Revolución, podrás rememorar algunos de los acontecimientos más destacados de la Revolución Cubana.

El pintoresco Paseo del Prado, llamado popularmente así por su parecido con el madrileño y flanqueado por figuras de leones y decenas de árboles, atraviesa La Habana Vieja y te conducirá hasta el impresionante Malecón, tal vez la imagen por excelencia de Cuba. Lugar de reunión de los lugareños y también de personajes ilustres, este gran muro de hormigón que bordea la Bahía de La Habana cobra un dinamismo especial en las noches de verano, cuando el ambiente nocturno alcanza su máximo apogeo.

Próximos al Paseo del Prado se alzan otros monumentos de interés de la capital cubana, como el Gran Teatro de La Habana o el majestuoso Capitolio Nacional de Cuba, otro de los iconos más reconocibles.  Al este de la gran avenida, abre asimismo sus puertas el Museo Nacional de Bellas Artes y, un poco más al norte, el Museo de la Revolución, un imprescindible si deseas profundizar en la historia de Cuba.

Antes o después de hacer una parada en el mítico Floridita, el restaurante que lleva el sello de Hemingway y que sirve deliciosos cócteles y platos desde 1817, o degustar una receta criolla acompañada de un refrescante mojito en una de las tabernas con más solera –La Bodeguita del Medio–, en el revitalizado Callejón de Hamel te esperan interesantes expresiones de arte (murales, esculturas, etc.) y cultura afrocubanos.

Varadero, un paraíso en la tierra con sabor a daiquiri

Con más de seis mil kilómetros de costa y un agradable clima tropical, Cuba es un destino que no defrauda a los amantes de sol y playa. Las temperaturas de sus cristalinas aguas oscilan entre los 24° y 29°, una auténtica gozada si deseas disfrutar de un placentero baño en cualquier época del año.

Entre las playas más bellas, sin duda sobresale Varadero, un paraíso de fama internacional con ricos fondos marinos, kilómetros de arena blanca fina, exuberante naturaleza y una animada vida nocturna. Irresistible, ¿verdad?

En Varadero podrás atreverte con cualquier deporte acuático o tomarte un merecido descanso mientras pruebas frutas exóticas de un sabor único o alguno de los cócteles estrella de Cuba. Si deseas explorar las maravillas naturales, la Cueva de Saturno –poco conocida– te sorprenderá con sus impresionantes estalactitas y estalagmitas. Por su parte, la Cueva de Ambrosio, en el extremo este, te revelará impresionantes muestras de arte rupestre.

Muy cerca, en la Reserva de Varahicacos, entrarás en contacto con la fauna y flora autóctonas. ¡No te marches sin haber visto El Patriarca, un cactus de más de 300 años! El Parque Josone, situado en la misma zona, que esconde una mansión abierta al público, y el Parque Marino Cayo Piedras del Norte, repleto de tesoros marinos (corales, tortugas, delfines, etc.) son otros dos rincones de visita obligada. Sin olvidar Playa de Coral, próxima a Matanzas, que acoge la segunda barrera de coral más grande del planeta.

¿Quieres llevarte un ‘pedacito’ de Cuba? En los mercados artesanales de la Avenida Primera podrás adquirir un souvenir.  Y si el ron es tu debilidad, la Casa del Ron de Varadero te servirá la variedad que tú elijas.